De óxido y hueso

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Título originalDe rouille et d’os

Duración: 2 hrs
País: Francia
Año: 2012
Género: Drama

Mi puntuación:    5,5 / 10

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Trailer oficial (subtitulado en inglés):

Uno de los estrenos del próximo viernes es esta cinta francesa del reputado director y guionista Jacques Audiard, que fue candidata a la Palma de Oro de Cannes, ganó el pasado Festival de Londres y fue exhibida en la SEMINCI de Valladolid, en la que se alzó con los premios al mejor director, actor y guión. Por eso, entre otras cosas que luego comento, era otra de las 10 novedades más esperadas por mí.

La película narra la vida de Ali, un joven belga sin trabajo y con un hijo pequeño fruto de una relación frustrada, que se marcha a la localidad francesa de Antibes para quedarse un tiempo en casa de su hermana e intentar rehacer su vida. Allí comienza a trabajar en la seguridad de una discoteca, en parte gracias a la ayuda de su hermana y en parte debido a su afición al boxeo y la lucha, por la que se mantiene en plena forma. Una noche, tras intervenir en una pelea, conoce a Stéphanie, una cuidadora de orcas con la que inmediatamente parece tener cierta complicidad, quien poco después de este encuentro sufrirá un grave accidente laboral.

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Con estas premisas la cosa prometía: una historia medianamente interesante, una gran actriz como Marion Cotillard en un duro papel y un director conocido en los últimos años por realizar obras tan contundentes como El profeta y De latir mi corazón se ha parado. Pero lamentablemente, y a pesar de las buenas críticas que ha cosechado (y sigue haciéndolo), para mi gusto está muy por debajo de las expectativas. Tampoco me ha parecido una mala película, pero está muy lejos de ser memorable y son varias cosas las que fallan en ella.

Empezando por sus tiempos. La primera media hora tiene un ritmo tan pausado que es más que probable que surja algún bostezo, a pesar de ser la parte en la que conocemos a los personajes y vemos el grave accidente de Steph (escena que en mi opinión está rodada de forma más bien torpe). Después, y sin aviso alguno, la historia avanza varios meses, para más adelante centrarse en un solo día o momento concreto y luego volver a pasar varias semanas de golpe. Es decir, se producen unos saltos en el tiempo de forma algo caótica, muy descompensada, algo que hace que la relación entre Ali y Steph quede bastante mal hilada y deslavazada.

Estando firmada por Audiard no podríamos dejar de encontrar en la película secuencias agresivas (sobre todo en su segunda parte, al introducir las peleas clandestinas en las que participa Ali) o impactantes (la del lago helado por ejemplo, más allá de que la situación resulte poco creíble). Además, y esto no es típico del director galo, también hay algunas realmente bonitas (el primer baño en la playa tras el accidente). Sin embargo, a pesar de estos aciertos (más visuales que otra cosa) la verdad es que en muchos momentos el drama se fuerza demasiado, restándole credibilidad a lo que nos están contando. Y las escenas de sexo no son más que relleno en la mayoría de las ocasiones. Así que lo que pretendía ser duro o trágico e impactar al espectador, a mí me ha dejado totalmente frío.

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Lo mejor de la película es la pareja de actores protagonista, sin lugar a dudas. De Marion Cotillard era esperable, ya ha demostrado su valía en varias ocasiones estos últimos años y aquí está tan convincente como siempre. Te crees sin dudar su sufrimiento, sus llantos, su desesperación y también sus pequeñas esperanzas. En cambio, a Matthias Schoenaerts apenas le conocía y me ha sorprendido gratamente. Difícilmente se podría interpretar mejor su papel, el de un tipo duro al que tan pronto puedes detestar por cómo trata a su hijo y a su hermana como alabarle al ver cómo apoya a Steph y le da fuerzas para seguir adelante, aunque parezca no ser consciente de lo importante que es para ella. No sería extraño que alguno de los dos actores se colara entre los candidatos a ganar algún premio importante, aunque el hecho de actuar en una cinta francesa les va a restar bastantes opciones seguramente.

Está claro que el realizador francés sabe dirigir y crear “atmósferas”, por así decirlo, pero por ello mismo se le podía haber exigido bastante más que esto, porque había material para lograrlo. De las tres cintas suyas que he visto seguramente esta sea la más accesible a un público general a pesar de su dureza, pero yo me quedo con el Audiard más oscuro y seco sin lugar a dudas.

—¿No te gustan los perros?
—No.
—Bueno, a él tampoco le gustan los tontos.

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