El lobo de Wall Street

WolfWStPostTítulo original: The wolf of Wall Street

Duración: 3 hrs
País: Estados Unidos
Año: 2013
Director: Martin Scorsese
Género: Comedia negra. Drama. Biográfica.
Web oficial (española): http://ellobodewallstreetes.tumblr.com/
Cartelera y entradas: en este enlace de Sensacine

Mi puntuación:  9,5 / 10
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Trailer subtitulado en español:

Brokers sin escrúpulos. Cocaína. Golpes de pecho. Enanos «voladores». Bolígrafos. Mansiones enormes. Acciones basura. Yates de lujo. Mad Max. Alcohol. Un chimpancé trajeado. Dinero a montones. Orgías. El FBI. Fiestas épicas. Un bate de béisbol. Sadomasoquismo. Banqueros suizos. Pastillas. Rubias despampanantes en pelotas. Una tormenta marina. Masturbaciones en público. Cochazos impresionantes. Micrófonos y cámaras ocultas. Discursos motivacionales. La costa de Cerdeña. Gente follando sobre un colchón de dólares. Más pastillas. Popeye. Dientes fluorescentes. Un pececillo naranja. Peleas conyugales. Partidas de beer pong en mesas de billar. Policías en metro. Pastillas otra vez. Más dinero. «Ovejas y lobos». Degeneración absoluta. Y mucha, mucha mala leche.

Todo esto y algo más que, seguro, se me habrá pasado por alto es lo que podremos ver en la nueva película del gran Martin Scorsese, un desenfrenado y mordaz biopic (de tres horas de duración que se pasan volando) sobre Jordan Belfort, un broker americano de envidiable capacidad oratoria que en los años 90 hizo fortuna a una velocidad de vértigo a base de vender acciones y bonos basura a incautos compradores sin ningún tipo de remordimiento. Aunque, por lo visto, casi era más conocido por las espectaculares y desfasadas fiestas que celebraba que por sus habilidades financieras… o estafadoras, mejor dicho.

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El director neoyorquino se «copia» a sí mismo y vuelve a utilizar algunos de los recursos que tan bien le funcionaron hace ya más de 20 años en la que para mí es su obra maestra, Uno de los nuestros : la voz en off del protagonista para introducirnos en la historia (recurriendo también al flash back cuando es necesario) y para narrarnos cómo terminaron los acontecimientos, la ambición y la búsqueda de dinero rápido como principales motivaciones de los personajes y una trama que se desarrolla casi del mismo modo que la de aquella (inicios y aprendizaje del protagonista – ascenso fulgurante – esplendor económico – desestructuración familiar – caída – traición).

Gracias a estos elementos y a su gran talento para explotarlos de la mejor forma posible, Scorsese es capaz de no darnos prácticamente ni un instante de tregua, algo casi impensable en cintas de tan larga duración. Nos ofrece un entretenimiento puro y duro, una evasión absoluta de nuestra «vida real», ya que te atrapa en la historia completamente desde el primer minuto. Su ritmo trepidante se frena en el más dramático tramo final, como si de un colocón se tratase, en el que tras el frenesí y la euforia llega el irremediable bajón.
Todo ello está regado por un humor negrísimo, casi dañino podríamos decir, que critica la ambición desmedida y satiriza y ataca sin piedad a las gentes del mundo de la bolsa y las finanzas, así que la cosa se eleva hasta alcanzar altas cotas de grandeza.

Contiene asimismo un buen puñado de imágenes, diálogos y escenas que difícilmente se borrarán de la memoria de los espectadores. Por ejemplo, la charla «iniciática» que mantiene el protagonista con el personaje interpretado por Matthew McConaughey. O la larga y surrealista secuencia del cuelgue de Jordan y Donnie (Jonah Hill) con las pastillas Lemmon, tan bizarra y agobiante como fascinante. O la conversación repleta de pullas educadas y dardos envenenados que mantiene Jordan con el policía al que da vida Kyle Chandler en su primer encuentro. O aquella escena en la que todos los brokers de la oficina comienzan a darse golpes de pecho como si de simios se tratase, en la burla más gráfica que hace Scorsese en toda la película (desternillante el desesperado e irónico grito de «¿Pero esto qué es? ¿La selva?» que suelta el padre y abogado de Jordan en mitad de la secuencia). Podría seguir un buen rato más, pero para eso mejor que las veáis vosotros mismos, ¿no?

Todo este desfase se sostiene en un Leonardo DiCaprio que seguramente haya dado aquí la mejor actuación de su carrera. A veces vulnerable, casi siempre arrollador y, en no pocas ocasiones, pasadísimo de vueltas, se nota que ha disfrutado de lo lindo al meterse en la piel de este personaje, algo que transmite al espectador y que creo que es una de las razones por las que somos capaces de soportar durante tantos minutos a un tipo tan deleznable como Jordan Belfort. Su retrato es una tremenda parodia de esos jóvenes yuppies de Wall Street que ganan dinero con demasiada facilidad y lo despilfarran casi igual de rápido, centrados en lograr sus objetivos a costa de lo que (y de quien) sea. La etiqueta de «lobo» le viene que ni pintada porque se come la pantalla a bocados, mientras su personaje «devora» el dinero que incautas «ovejas» le dan al comprar los bonos que vende. Esta es su quinta colaboración con Scorsese, y ojalá que su sociedad perdure porque gracias a ella estamos pudiendo disfrutar del talento de un actorazo que, lamentablemente, para muchas personas siempre será «el de Titanic« (en sentido peyorativo).

El resto de actores cumple perfectamente, por breves que sean sus apariciones, como es el caso de un hilarante Rob Reiner (sí, el director de Cuenta conmigo o La princesa prometida, entre otras) en el papel del padre de Belfort o de un Matthew McConaughey inmejorable en lo poco que le vemos en pantalla (y tremendamente delgado a consecuencia de su preparación para interpretar al enfermo de sida de Dallas Buyers Club, que puede valerle su primer Oscar en poco más de un mes). Bastante más peso tienen los personajes a los que dan vida la exhuberante y acertada actriz australiana Margot Robbie o, sobre todo, el de Jonnah Hill, que sorprende gratamente metiéndose en la piel del «Sancho Panza» particular de Belfort, tan drogadicto y degenerado como él… o más. La gran química que parece haber entre él y DiCaprio es otro de los puntos fuertes del filme.

Este cóctel, tan frenético y excesivo como inmejorable (yo no le puedo pedir mucho más a una película, me lo he pasado en grande), viene acompañado por una serie de grandes canciones (aunque a veces atemporales) tan «ruidosas» y «festivas» como los propios personajes y situaciones que se nos narran. Probablemente la mejor combinación de las imágenes con la música se da en la escena de las detenciones al son de una versión de los Lemonheads del mítico Mrs. Robinson, llena de dobles sentidos. Ya os anticipo que el lunes caerá una entrada musical con muchos de estos temas [actualización: aquí y aquí tenéis los dos posts sobre su música].

No son pocos quienes afirman que Scorsese no es «tan bueno como se dice». Creo que, como casi todo lo relacionado con el cine y el arte en general, es cuestión de gustos, pero a mí particularmente me apasionan bastantes de las películas que ha realizado (Uno de los nuestros, Taxi Driver, Infiltrados, La invención de Hugo, Toro salvaje, Malas calles, Al límite, ¡Jo, qué noche!, … ), así cualquier elogio que reciba me parece más que justificado. Ojalá siga dirigiendo durante muchos años, de momento parece tener cuerda para rato.

Dejadme que os diga algo: no hay nobleza alguna en la pobreza. Yo he sido un hombre pobre y he sido un hombre rico… y escojo la vida de rico a cada momento.

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